La clínica de los rencores en la personalidad paranoica o, cerrando una llaga

 

 

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Los rencores alimentan tiempos pasados, perpetuando un malestar que, cuando se mira objetivamente, no conduce a nada positivo en el presente. Los rencores desgastan el universo psicológico del humanoide, anclándolo en ese pasado y castigándolo con el látigo de la humillación de sí mismo.

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– ¿Qué sabes de rencores tú, Henrytustra? Tú que no conoces las injusticias del humanoide, tú que no has vivido las humillaciones, tú que utilizas un escudo de la psicología para defenderte -señaló la personalidad paranoica.

-Nunca acuses a alguien sin validar y nunca conserves rencores a largo plazo. Utiliza la lectura de tus emociones para diferenciar las personas benignas de las malignas a tu alrededor -contestó humildemente Henrytustra.

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Los sujetos que guardan rencores han anclado este sentimiento a lo largo de su historia personal. Son individuos que pueden alimentar este sentimiento durante años. El primer rencor con el que hay que sentarse a dialogar es con el rencor contra uno mismo. Este es el núcleo de los demás rencores que el sujeto proyecta por el resto de su vida. Es un sentimiento que se instala en una herida, en una herida narcisista. Esta herida proviene de lejos, de la infancia, cuando el infante solicitaba protección y tal vez no la recibía de forma adecuada, ahí se consolidaban los primeros rencores. ¿Por qué mis padres no me protegen? ¿Por qué no me cuidan? Es una herida que, si es repetitiva, permanece abierta. En estas heridas abiertas, el humanoide coloca tapones emocionales, uno de ellos es el rencor. Cada vez que el humanoide se auto percibe desprotegido, se siente desnudo. En algunos casos, en su pasado se sintió desprotegido mientras la atención de su cuidador primario estaba dirigida a otro punto de interés, por ejemplo, a otra persona. Ciertos sujetos se sintieron humillados, maltratados, ignorados, y se defendieron con el rencor. Es una forma de demostrar amor y odio al mismo tiempo. Amor porque se captura una imagen que se guarda durante muchos años, y odio porque se recuerda con amargura lo que se vivió en ese entonces. Es el caso de los niños que observan la infidelidad de uno de sus padres.

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Henrytustra observaba cómo algunos humanoides destruían relaciones debido a situaciones del pasado que no podían olvidar. En ciertos casos, los humanoides se encontraban bloqueados, pensando durante todo ese tiempo en el rencor hacia otros humanoides. Fue entonces que se expresó así:

-Siéntate a dialogar con tus propios rencores. Una vez hayas conversado con el rencor que guardas contra ti mismo, siéntate a conversar con el rencor que le guardas a los demás. Cuando proyectas el rencor en los demás, es porque no has podido solucionar el rencor que guardas hacia ti mismo. Este sentimiento se expande como un virus dentro de tu plataforma emocional. Se crea un patrón de funcionamiento relacional donde interpretas que otros te atacan, te humillan, se burlan de ti, te rebajan con infidelidades, y como ya lo viviste en la infancia, aprendiste a defenderte con el rencor. Desafortunadamente, esta defensa, cuando es demasiado rígida, te bloqueará el camino. Tu sensibilidad a la humillación es extrema porque te has sentido humillado desde pequeño. Comienza ubicando dónde se encuentra esa llaga que no has podido cerrar. ¿En qué parte de tu pasado te sentiste humillado que no has podido dejarlo partir? Puedes cerrar capítulos y hay nuevos que escribir. Así hablaba Henrytustra.

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