La motivación no se vende en la tienda de la esquina. Algunos anhelan la gloria y la fortuna, pero carecen de motivación, ese motorcito interno que te despierta temprano y te pregunta: ¿realmente crees que ahí, acostado, lograrás la gloria y la fortuna que tanto deseas?
Henrytustra y el joven aprendiz tejían, en cada paso, una relación más fuerte. Henrytustra veía en el joven la nueva generación ávida de conocimientos, pero a veces, falto de guía. El joven humanoide veía en Henrytustra un maestro al que había idealizado.
-¿Cómo puedo forjar un camino limpio, progresista y definido? ¿Cómo puedo encontrar mi carrera, mi profesión, mi familia, mis deseos y mis conocimientos, encontrar lo que realmente me apasiona? Preguntaba el joven aprendiz. No veo por dónde empezar, maestro. No sé en qué soy bueno; no sé para qué soy útil; no sé cómo encontrar lo que haré toda la vida.
-Recuerda que debes limpiar tu mente de contenidos negativos y comenzar a adaptarte a los nuevos entornos; en otras palabras, leer el entorno y apropiarte de él. Cuando llegues ahí, cada mañana, evalúa tu motivación. La motivación está asociada con el motivo, ya que es ese objeto interno o externo que te impulsa. Piensa en las cosas que te mueven. Algunos humanoides se motivan por la comida, los postres, las carnes; otros, por el sexo; algunos pueden llegar a mover cielo y tierra por tener una relación sexual; otros se mueven por el dinero; otros por los libros y el conocimiento, entre otros. En cada persona hay un universo de motivaciones. Sin embargo, muchos limitan estas motivaciones porque se sienten despreciados o devaluados, o simplemente porque no han descubierto qué es lo que los mueve. Las necesidades básicas impulsan a la persona de alguna manera, comer, dormir o tener sexo, mueven al humanoide, pero esta especie está programada para ir más allá de ese tipo de motivaciones, aunque muchos se quedan bloqueados en estas necesidades básicas. El ser humano más desarrollado alcanza niveles superiores, está motivado para crecer cada día con lo que la madre naturaleza le entrega. Vive, recibe, amplía lo que recibes, transfórmate en algo mejor, levántate de la cama, pues ahí no encontrarás la gloria y la fortuna. Así hablaba Henry Mosquera.