La agresividad en la pareja o, si no es mío no es de nadie

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Las emociones hablan del humanoide, traducen su nivel de evolución en su camino por la madre tierra, son en parte un tesoro que guía al humanoide. Sin embargo, algunas emociones hablan por el humanoide; este se deja conducir por ellas y no logra controlarlas, convirtiéndose en esclavo de ellas. Es el caso de la agresividad.

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Una humanoide se encontraba desconsolada en el pabellón de la personalidad antisocial. Ella había sido víctima de su agresividad. -Acércate, Henrytustra. No te voy a hacer nada, ya maté y no creo que lo vuelva a hacer -insistió la humanoide antisocial.

-Siento que cada día es perfecto para morir. Voy a discutir contigo y tú decidirás tu parte -replicó Henrytustra.

-Todos morimos un poco cada día, Henrytustra. ¿Piensas que las mujeres no podemos asesinar? Podemos con todas las fuerzas de nuestra alma. Aquí te va mi historia: Tuve un novio a quien quise con todo mi corazón. Estudiamos juntos en la facultad de psicología. Él me pidió matrimonio y le dije que sí. Íbamos a casarnos cuando termináramos la carrera. Mis padres, quienes tienen una excelente posición económica, tenían todo previsto: la boda y el apartamento donde viviríamos. Todo era color de rosa. Sin embargo, en el último semestre de la carrera, mi novio se tornó distante, iba poco a casa; ya no salíamos todos los fines de semana como antes. Un sábado lo seguí en carro. Me di cuenta de que el desgraciado visitaba a una mugrosa de barrio bajo, bonita pero mugrosa. Vi todo; la llevó a cenar, le compró helado y chocolates. Se despidieron con muchos besos cuando la regresó a su casa. ¡Qué humillación, Dios mío, ¡con una mugrosa! Yo, que siempre había sido tratada como una princesa. Él no era el culpable, la culpable era esa mugrosa. Me llené de odio. Pagué a dos tipos del bajo mundo que me presentó un primo mío también del bajo mundo. Me los llevé a la casa de la mugrosa, esperamos a que estuviera sola en su casa. Sus padres y sus hermanos se fueron ese día. Toqué la puerta y ella abrió. Me presenté; ella me dejó entrar y dejó la puerta abierta. Cuando estábamos hablando, entraron los tipos, cerraron la puerta y amarraron a la mugrosa. Fui a buscar un galón de gasolina que había guardado previamente en el auto para esta ocasión y regresé. Los tipos, al ver que llegué con la gasolina, se fueron porque ese no había sido el trato, el trato era sólo de intimidación, pero entre el dicho y el hecho hay mucho trecho mi querido Henrytustra. Le rocié gasolina en el cuerpo. ¡Oh, qué ira sentía! La soberbia me carcomía. Mi novio me había cambiado por esta mugrosa. Sólo pensaba en eliminar a mi rival y volver a conquistar a mi novio. Después de rociarla con gasolina, le prendí fuego a la mugrosa y cuando la vi en llamas, abandoné el lugar. Me fui a mi casa como si nada hubiera pasado, nadie podría identificarme. Para mi infortunio, una vecina de la mugrosa vio que el humo salía de la ventana, miró por la ventana y la vio en llamas, gritó, llegaron los vecinos, abrieron la puerta y se llevaron a la mugrosa al hospital. Ella estuvo en coma varios días y cuando despertó, relató lo sucedido. La mugrosa murió un día después, víctima de las quemaduras. Por ese crimen, estoy pagando una sentencia perpetua. Perdí yo también, pero no dejé que se saliera con la suya.

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La agresividad es un sentimiento que está presente en todos los humanoides. Sin embargo, la dificultad de contención de la agresividad es un trazo representativo de la personalidad antisocial. Estos humanoides viven episodios donde sienten que la respuesta inmediata al conflicto es la destrucción, la devastación y el estrago. Cuando estos sujetos se sienten frustrados o que son contrariados en sus deseos, la agresividad se apodera de sus comportamientos los cuales se convierten en demostraciones de violencia. El lapso de respuesta entre la agresividad y la violencia difiere entre cada humanoide. Algunos responden con violencia de forma inmediata y otros guardan largos períodos de agresividad cometiendo en algunos casos actos premeditados.

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Henrytustra, conmovido por esta triste historia de amor y dolor, se pronunció así:

-La agresividad está presente en todos los humanoides, ya sean blancos, marrones o negros; grandes o pequeños; hombres, mujeres o LGTB+; flacos o gordos; ricos o pobres; estudiados o sin estudios; bellos o feos; feministas o machistas; fascistas o comunistas. En todos, absolutamente todos los humanoides, hay destellos de agresividad. Unos la mantienen pasiva y en otros se manifiesta de forma activa. Tú dejaste que los celos y el sentimiento de humillación nublaran tu razón y alimentaran tu agresividad. Eres responsable del manejo de tus emociones, poco importa el contexto. Debes retirarte cuando sientas que pierdes el control de tus emociones, recuerda que la ira es mala consejera. Aprende a manejar la agresividad con fines benignos, arranca un proyecto con agresividad, practica un deporte con agresividad, sube escalones del camino de la vida con agresividad, pero nunca, nunca confundas agresividad con violencia. Esa es la forma de manejar este sentimiento. Así hablaba Henrytustra.

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